Saturday

Fantasías mías

En líneas generales me considero un hombre sensato, que paga sus impuestos y no pierde la cabeza con el transporte público ni los demás sinsabores de la vida en sociedad. Claro que aveces me permito fantasear con extravagancias que me divertiría cometer, pero me conformo con imaginar. Cosas como:

a) Mudarme a un piso mejor iluminado. Mantener las cortinas cerradas día y noche.

b) Abrir una ferretería en Micronesia.

c) Desaprender a andar en bicicleta. Volver a aprender.

d) Abofetear al primer ministro japonés. Pedirle perdón de rodillas.

e) Buscar mi nombre en la guía telefónica de Santiago de Compostela. Provocar la siguiente conversación con un homónimo gallego:
-Buenos días, ¿el Señor M.?
-Si, ¿con quién tengo el gusto?
-Con el Señor M.
Colgar con gesto abrupto.

f) Disponer por testamento que se me entierre con lentes de sol.

g) Practicar tiros libres en pantuflas.

h) Cocinar chop suey de pato. Remitírselo a mi suegra por correo.

i) Buscar tenazmente agujeros negros en Internet. Como la inexistente entrada de Wikipedia para Henry Guttmann, posible autor del retrato de Karl Marx y la bellísima fotografía Two girls smoking in Berlin (1926). Trazar un enmarañado diagrama de la investigación por las paredes y el techo del estudio.

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Monday

Preocupaciones de un padre de almas

Me contaron de un cura al que alarmaba el notorio aumento en el consumo de paracetamol -se trataba de un sermón sobre el dolor que el pasado viernes santo escuchó mi amiga Maggie por la radio, en compañía de su bisabuela que oye más bien poco-. Lo imaginé al micrófono, con el pelo blanco y la sotana brillante en los codos, parecido al padre Mckenzie de los Beatles.

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