Thursday

A Roma

Hace falta ser bastante iluso para creer que todos los caminos conducen a Roma y que, en consecuencia, cualquier camino, en particular el “camino propio”, es el adecuado. En realidad este bonito lugar común no es más que una hábil treta del Diablo (¿si no qué?) para sembrar confusión en la humanidad desorientada. Que yo sepa, un camino nunca ha dejado de ser el trayecto más directo o el mejor señalado o el menos pantanoso o, en cualquier caso, el que efectivamente permite llegar a destino. Así que pongámonos serios: es un hecho que no todos los caminos conducen a Roma; los hay que llevan al Paraguay a Checoslovaquia y hasta a la isla de Madagascar. Por otra parte, nadie puede negar la existencia de callejones sin salida, con todo y basureros de latón, donde los gatos se juntan a conversar. No vale la pena referirse a los laberintos, meras creaciones de la literatura. Para que quede claro: a Roma no se llega como sea, lo normal es llegar en avión, en tren o en algún medio de transporte convencional.
Detestaría ponerme metafórico y plantear que si hay algo seguro es que todos los caminos conducen a la tumba; la verdad, como de costumbre, es prosaica: si no sabes interpretar mapas o si no tienes plata para comprar la guía Michelin, lo que te espera es perderte y llegar a dónde la suerte encamine tu andar. Se podría sostener que perderse a la buena de dios no deja de tener sus encantos, pero seamos justos y reconozcamos que tal forma de transitar, por encantadora que sea, deja pocas opciones al viajero que pretende, digamos, visitar la Piazza del popolo. Así las cosas, parece que lo más prudente sería quedarse bien quieto en casa y olvidarse del famoso viaje a Roma de una buena vez y, solo en caso de no poder contener el ímpetu de desplazamiento, merodear lo justo y necesario por lugares conocidos o reconocibles como la Línea 5 del Metro, el negocio de los peruanos de la esquina, Tahiti, el puente de Brooklyn, el puente de O´Conell, Ushuaia, Picadilly Circus, Cartagena, Tréveris, Parque Bustamante, Bucarest, dos o tres bares de Santa Isabel, la Quinta Normal, la librería Shakespeare & Co, la rivera norte del Mapocho, Moscú,Tánger, el Barrio Brasil, Trelew, el paradero 20 de Gran Avenida, Praga, Chiloé, Chicago o Avenida Providencia esquina Román Díaz. Para lo demás siempre estará internet.

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