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Trama institucional

Puede que se deba a las exóticas perspectivas que abre aquella forma de ignorancia llamada lejanía, pero se me hace que mientras la política doméstica -o debería decir, su puesta en escena- es de una vulgaridad folletinesca, la foránea, con sus elegantes intérpretes y su convenciones narrativas algo pasadas de moda resulta pródiga en cortes clásicos.
El año pasado nos dejó momentos de incontrovertible belleza y dramatismo, como aquel detalle de una batalla captado en plena discusión entre las bancadas nacionalistas y pro rusas en el parlamento ucraniano.
Ahora bien, dentro del concierto latinoamericano, he oído que en Perú el presidente Humala y la primera dama, Nadine Heredia, protagonizan algo así como su propia versión de Macbeth o, dicho en otros términos, la prensa de oposición insiste en aquella historia, tan vieja como efectiva, del hombre poderoso cuyas determinaciones no obedecen ni al propio criterio ni al de sus consejeros de estado, sino al de su pérfida cónyuge. A mayor abundamiento, me entero de que cierto espía de palacio logró hacerse de las libretas en las que Lady Humala habría apuntado con impecables cursivas todo el andamiaje financiero y literario de sus perversas maquinaciones. Crimen, espionaje y política de alcoba ¡vaya estilo! Por acá en cambio no salimos de los monótonos derroteros de la corrupción peso wétler y, en general, de la embrutecedora medianía socioliberal. Ni ganas dan de reseñar los mezquinos escándalos de la presidenta y su hijo con cara de panqueque crudo quien, en defecto de una primera dama apropiada, solía ocupar el cargo de Director del Área Socio Cultural de la Presidencia hasta antes de caer en desgracia. Recuerdo a un bilioso funcionario de las novelas de John le Carré, Oliver Lacon. Decía él que es mejor evitar el embarazo de los nombres propios; después de todo, para eso están las instituciones.

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3 Comments:

Blogger Dante Bertini said...

¿No es de peor educación hablar de los demás?

13 February 2016 at 15:15  
Blogger M. said...

Tengo la impresión de que la educación es un tema de adverbios... Y por ahí el ideal en materia de modales sea el silencio, ¿no?

14 February 2016 at 13:24  
Blogger C. B. said...

Con "Lady Humala" mis labios se curvaron ligeramente. Es mi manera de reírme a carcajadas.

3 March 2016 at 10:20  

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