Tuesday

Orgullo de clase

No tengo claro en qué forma trabajar como burro puede llegar convertirse motivo de orgullo, pero así pasa. Peores cosas se han visto. Se sabe de tipos cuyo honor radicaba en haberse contagiado una venérea. Pienso que nosotros, perdularios y descamisados del mundo, bien podríamos enorgullecernos de pertenecer a un inmemorial linaje de pobres diablos que seguro no poseyeron ni una hoja de parra con que taparse el culo tras la caída. ¡Tenemos tradiciones!, no jodan. En cambio aquellos potentados, los Morgan y Rockefeller, los modernos Silim, Gates y Buffett, o los locales, Luksic, Paullman y compañía, antes, hace un siglo o unas décadas, lo mismo da, no eran más que nuevos ricos.

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