Friday

Psicopatología de la vida cotidiana

La vista de mi austero departamento, en el que no sobra nada salvo la nada misma, me hizo reflexionar en lo mal llamado del Mal de Diógenes, pues, hasta donde tenía entendido, Diógenes era un tipo que se contentaba con bien poco (claro, él diría mucho): un tonel, una lamparita, con que Alejandro Magno diera un paso al costado para no taparle el sol y dos o tres zarandajas más. Por donde se lo mire la filosofía práctica del cínico nada tenía que ver con el aprovisionamiento de grandes cantidades de peines, revistas de deporte, corchos de champagne, ropa de nieve y otros muebles de dudosa utilidad característico del síndrome homónimo. El caso es que me puse a buscar una representación del filósofo ateniense -manía que arrastro desde las enciclopedias de la infancia, vuelta compulsión en los tiempos de internet- y en tal labor descubrí que Wikipedia llamaba la atención sobre la misma apreciación crítica a la que había arribado la víspera, en la contemplación de mi perruna forma de vida.
-Y bueno- me consolé con cinismo - ¡ni falta que me hace la originalidad!.
Pero resulta que me quedé con la bala pasada y, para ser sincero, se las tengo prometida a una acabada y novísima investigación sobre la oscura asociación entre el legendario Barón de Münchhausen y el síndrome que lo tributa.

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2 Comments:

Blogger C. B. said...

Muy bueno, Cronopio. Duro con el Münchhausen!

22 January 2013 at 06:51  
Blogger Unknown said...

Me dio mucha risa lo de Alejandro Magno, como te las arreglas para ser tan divertido dentro de tantas reflexiones fuera de serie!!

28 January 2013 at 02:46  

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