Tuesday

mate con Arlt






Leyendo Los Siete Locos de Roberto Arlt me he topado con tantas frases estupendas ("entre murallas de viento, por las calles del centro, en busca de un lenocinio";"un encalmamiento crepuscular"; "Entre bosques de nubes blancas, aparecía como metal recién lavado un caracol de cielo"; "las ruinas donde duermen las escolopendras") que por ahí hasta sería buena idea, pienso, componer algo así como un poema en base a recortes de Arlt. Y bien, como decía, estaba dándole a Los Siete Locos, lectura algo tartamuda por las frecuentes interrupciones para anotar frases buenísimas, cuando me topé un pasaje que llamó vivamente mi atención de mateador tenaz. La escena es así: Erdosain había llegado a su departamento a las dos de la madrugada, la víspera del crimen, presa de una tristeza horrible y su huésped, Hipólita o La Coja, que despertó por el ruido, se levanta y se sienta a su lado en el sillón:


"-¿Está triste? -preguntó.
-Sí.
Luego se callaron y un relámpago violeta iluminó los recovecos del patio oscuro. Llovía.
-¿Quiere que tomemos un mate?
-Sí.
En silencio preparó el agua. Ella miraba abstraída los cristales donde tamborileaba la lluvia, mientras Erdosain aprontaba la yerba. Luego sonriendo entre lágrimas, dijo:
-Yo lo cebo a mi modo. Le gustará.
-¿Porqué estaba triste?
-No sé... la angustia... hace mucho tiempo que no vivo tranquilo (...).
Con sonrisa pueril agregó Erdosain:
-Cuando estoy solo... a veces suelo tomar."


Como se ve, desde su llegada, el ánimo de Erdosain ha mudado de una tristeza desgarrada a una pálida alegría, entretanto no ha hecho más que cambiar un par de palabras con Hipólita y cebar un mate. Pero no vamos a pensar que es un borderline solo por eso, para hacerlo deberíamos ir unas diez líneas mas adelante (al- rededor de 5 minutos narrativos), cuando, tras pedirle permiso a Hipólita para besar su mano, suelte la más extravagante declaración de buen humor:


"Vea... si usted me pidiera ahora que me matara, yo lo hacía. Tan contento estoy"


Me pregunto qué cuernos puede ocurrir en tan solo diez líneas para que un personaje se ponga contento al punto de que le den ganas de matarse, y no de la risa precisamente, como hace fe la pistola en el bolsillo de Edorsain. Y claro, a veces pasa mucho en diez líneas, por ejemplo una eternidad, pero aseguraría que incluso a los volubles personajes de las novelas rusas, el trance de la amargura más amarga a las siniestras efusiones de alegría, o viceversa, les toma por lo menos unos tres párrafos.


Mi teoría es que mezclar el vodka con el mate resulta explosivo: Arlt, gracias a ésta novela, se ganó el mote de Dostoievski porteño y, como se sabe, matear es un hábito muy porteño (que bajó navegando a toda máquina el Río Paraná y llegó por el Río de La Plata hasta Buenos Aires), entre cuyas propiedades se cuenta, además de consolar desconsuelos, la de precipitar las cosas a una velocidad inalcanzable hasta para un samovar supersónico.







2 Comments:

Blogger M. said...

gracias por la imagen al rayueloso blog tristezasdelsur.blogspot.com

10 August 2011 at 12:55  
Blogger s u n said...

es un placer ilustrar estas palabras.

11 August 2011 at 09:43  

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