Tuesday

de conejos y sombreros


Tengo que reconocerme responsable de cierta premeditada falta de espontaneidad, pero debo decir en mi favor que creo que ésta característica esta tremendamente sobrevalorada. Supongamos que al abrir un paquete envuelto en papel de regalo descubriera un contenido insospechado, como podrían serlo un gatito negro envuelto en una bufanda a cuadros o la Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters. En un evento como el descrito, pese a mi sorpresa seguramente tendería fingir la mas flemática serenidad, tal y como si de una corbata, un libro de autoayuda o un espantoso perfume se tratara. (Confío en que mi abuela no se haya enterado aún de la existencia de internet, ni mucho menos de que escribo un blog).

Otro ámbito en el que demuestro mi gran afición por no actuar espontáneamente se puede apreciar cuando, casual o no tan casualmente, doy con una buena respuesta para una pregunta que aún no me han formulado o que sé que me formularan tarde o temprano. En casos como éste hago uso de las más variadas mnemotecnias para retener la frase que quiero repetir en el futuro tan pronto como se de la hipotética ocasión. Es así como hace unos días leí un poema de Alberto Caeiro -uno de los tantos heterónimos de Fernando Pessoa-, e inmediatamente se me ocurrió que la próxima vez que Tink me pregunte majaderamente en qué estoy pensando recitaría como si nada:

Leve, leve, muy leve,
Un viento muy leve pasa
Y se va, siempre muy leve.
Y no sé lo que pienso
Ni procuro saberlo.

Esto parece una ridícula campaña de autosabotaje, como cuando los magos revelan sus trucos, guardando las proporciones claro... sin embargo me parece estar hablando de conejos y de sombreros más que de verdadera "prestidigitación".

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home