Thursday

gramatilcaldelux

Hoy (al igual que prácticamente todos los días) me detuve frente a un quiosco buscando noticias de fútbol o curiosidades periodísticas en las portadas de los diarios. Pero ésta vez mi atención fue capturada por un número dedicado a lo mejor del 2009 de la revista española Rockdelux. Me resulta bastante indiferente el desfase de más o menos 6 meses en cualquier caso: la actualidad nunca ha sido mi fuerte. Recuerdo haber sido un tenaz lector de la Rockdelux en tiempos pasados.El hábito lo adquirí casualmente al caer en una casa que era literalmente una biblioteca de revistas de música (¿no tendrá un nombre tal especie de biblioteca?). A la Rockdelux le debo más de cien canciones buenas: una de ellas, quizás la más Rockdelux de todas sea “en la sed mortal” de Nacho Vegas.

Otra cosa por la que admiro ésta revista, y que suele ser motivo de las burlas de algunos puristas del platonismo estilístico, son esas extrañas etiquetas con que describen el sonido de las bandas. Por ejemplo, que los Jakie-O-Motherfucker sean “free folk” es algo relativamente comprensible, tal como, a lo menos para mi, constituye todo un enigma a qué se refieren cuando, a propósito de un chico llamado Richard Swift, emplean la expresión “vodevil pop”. Decir de un disco de los Fiery Furnaces que es una “popereta” o calificar a uno de los Cocteau Twins como “pop rococó” me parece sencillamente encantador. Pero describir la obra del vasco Mikel Laboa como “menudo pájaro”, en mi perpleja opinión, solo puede deberse al extraño genio de Santi Carrillo, el editor de la revista.
Los dejo con el pájaro:



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