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bartle...

Son tres y tienen nombres parecidos… quizás sería más acertado decir que dos de ellos tienen un nombre que se parece al de uno de los tres. Como sea, me refiero a los particulares señores Barleboom, Bartlebooth y Bartleby.

Bartleboom es un profesor que ha dedicado su vida a dos singulares proyectos: escribir a diario cartas a una amada que aún no conoce y formular un tratado sobre los límites de la naturaleza. Con motivo de sus investigaciones sobre los límites del mar, Barleboom decide hospedarse en la posada costera Almayer. Para saber más sobre los extraños huéspedes y los aún más extraños regentes de la posada Almayer se puede leer el bello libro de Alessandro Baricco Océano/Mar.

Bartlebooth es un millonario con un plan que atraviesa toda su vida: en su juventud viajó por el mundo pintando acuarelas de puertos marinos, que al terminar enviaba a Francia, para que el artesano Gaspar Winckler las convirtiera en intrincados puzzles (no como aquellos con las típicas formas de hombrecitos y cruces que se encuentran usualmente en el mercado). Llegó a producir quinientas acuarelas-rompe-cabezas. Durante el resto de su vida se dedicó a armarlos. Cuando lograba terminar uno –ardua tarea- fijaba las piezas del paisaje marino, despegaba las hojas de papel de la madera del puzzle y la enviaba al lugar donde fue pintada para que, mediante una delicada operación química, se disolviera la pintura quedando una hoja de papel en blanco. Plan perfecto como un circulo… Le debemos éste impresionante personaje a la imaginación de George Perec.

Barleby, al contrario de los dos caballeros anteriores tiene un modesto proyecto de vida, aunque sería más acertado llamarlo sencillamnete empleo: copiar documentos legales, "proyecto" que no tarda en abandonar del todo, partiendo por hacer de la frase “preferiría no hacerlo” la única respuesta a las instrucciones de su jefe, para terminar renunciando al movimiento –no pretende salir nunca más de la oficina- e incluso a comer. Cuando terminé de leerlo anduve contestando preferiría no hacerlo a todo por un par de días.
¿Porqué tanto contraste entre éste abúlico personaje creado por Melville a mediados del siglo XIX y sus empecinados descendientes literarios? Mmmm… no debe tener nada que ver, pero a Barleby le falta mar y quizás Perec y Barico añoraron el mar que si conoció Melville... por lo menos es una gran diferencia...

Dejo una foto del Bartleby de la editorial Quimantu (precio referencia $450). El de la chica pelirroja que se asoma por atras no sé que libro será, por ahí lo averiguo: la editorial Quimantú me obsesiona.

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