Pirata insufrible

Hojeando distraídamente las Vidas imaginarias de Marcel Schwob tropecé con un singular pirata insufrible, muy poco avezado en la endiablada jerga marinera: "Nada conocía el mayor Stede Bonnet de las cosas del mar. Empezó, pues, a perder la cabeza entre la brújula y el astrolabio, confundiendo mesana con artillería, trinquete con decena, estribor con babor, fuego de carronada con fuego de cañón, escobilla con escobillón, y ordenando cambiar en vez de cargar; en resumen, tanto lo afecto el tumulto de palabras desconocidas y el inusitado movimiento del mar, que pensó volver a Barbados, cosa que habría hecho si el glorioso deseo de alzar la bandera negra a la vista de la primera embarcación no lo hubiera sostenido en su proyecto". -¿Cómo -se preguntará el lector -un hombre tan escasamente preparado se vuelca al delicado arte de asolar los mares, siete o los que sean? La experiencia nos muestra que una decidida vocación por el pillaje bien puede compensar la total incompetencia para un cargo. En cualquier ministerio o municipio se encuentran ejemplos contundentes. Fuera de lo anterior, Wikipedia y Schwob coinciden en que la vocación de  Stede Bonnet fue inspirada en gran parte por su mujer, Mary Allamby. El mayor habría zarpado "debido a problemas matrimoniales".